es, mientras yo, Sofía Rivas, quedaba atrap
bre chef Ricardo Méndez, una voz que me heló: "¡Sofía Rivas es mi esposa
, a diferencia de nuestra vida pasada donde él me salvó priorizan
os en sangre, me di cuenta de que su arrepentimiento no era haber salva
mientras las llamas me consumían y Ricardo, indiferent
esprecio: Ricardo priorizó a Elena en la ambulancia,
sin una visita suya, solo me espera
tido y caminaba sin cojear, mientras él, protector, le reprochaba: "
ré al apartamento de al lado del suyo!" , una
a" con Elena, me abandonó y juró que "trabajaría horas extras con f
iaba mi embarazo, no por el bebé, sino porque en su mente, lo
e ingreso a la universidad, descubrí su última traición: mi
e tú!" , me espetó con desdén, y me echó
con determinación de acero y un sello rojo oficial, se propu