edó helado po
su rostro, segui
iendo a Elena, poniéndola detrás
es mi
s apretados, su voz
ios, Elena y yo solo tenemos una
arad
terior, le cr
gustaba cuidar de la vida y el bienesta
a sabía l
e veinte años, hasta el punto de
profundo no nace de l
n responder a su arrebat
lena de
mos por qué escuch
trando a Elena con él, sin vo
con el eco de sus crueles palabras
unca más me visi
eron el alta, ne
nieve cubría la
ino a r
unas muletas al hospita
ía en mis huesos y las heridas de mis pi
ificio de apartamentos, temblando de frío y ag
, ¿le dan el
abeza, sin alie
Sí
nrió, un po
Ricardo
uelco. ¿Acaso se ha
án a mudarse" , continuó el joven, ajeno
tal, comprara algunos buenos ingredientes en el mercado p
dé par
ue él
me daban e
ó ir a ayudar a
l hospital, con quemaduras y muletas, fuera a comprar c
ción era a
, una sonrisa que
di la vuelta y comencé el lent