la cintura con sus brazos. Sus labios buscaron los de ella, y por un momento,
o justo cuando la intensidad aumentaba,
urró, bajando la mirada como si
preguntó ella, con
actuación magistral
o. No quiero destruir una familia. Aunque Miguel Ángel
cón oscuro de la habitación, sintió una oleada de ri
Primero fueron visitas ocasionales. Luego se quedaba a cenar casi todas las noches. P
abiertas, soportando el ruido y los mosquitos. Rodrigo decía que la comida de Miguel Ángel era demasiado grasosa para su delicad
a la perfección cada vez que "El Guardián" se acercaba. Temblores, sudoración, dificultad para respirar. Y Sofía,
n la mente etérea de Miguel
le había gritado, desesperado, después de otro
había sido una bofet
es un insensible, un celoso! ¡No soportas q
o del brazo, con sus uñ
l, te juro que los encerraré a los dos en e
n una ironía macabra. No habían
bras, su último intento de razonar mi
n lo que haces! ¡Él te está m
había sido una orde
adentro. Y suelten a los perro
cuchó su voz antes de que lo
el mismo hombre pálido y tembloroso, se
tudio... no hay rastro del señor Miguel Ángel. Y... y el person
bató el teléf
iosa, "¡Es imposible! ¡Me está jugando una broma! ¡Una broma d
edor con los oj
tés! ¡Se acabó el juego! ¡Sé que
fue su úni
s están todos confabulados con él para atormentarme! ¡
retrocedió,
ora, se l
lidad que se ajustara a su conveniencia, "¡Claro! ¡Eso es! ¡Mató a su propio perro como e
a su equipo
éfono, su auto! ¡No pudo haber ido muy lejos! ¡Tráiganmelo de vuelta! ¡Tiene qu
n, demasiado asustado
o ciega; estaba completamente desconectada de la realidad. Había cometido un acto de una cruel
de un hombre al que ella misma había mandado a matar. La lógic
una pequeña sonrisa satisfecha que se borró rápidamente cuando ella se giró p