che, había fallado gracias a mi intervención. Ahora, Ricardo estaba improvisando, activando su
ar. Ahora," dije, tiran
ar con urgencia hacia el hombre del coche. La duda en
, Sofía? ¿Qué está
o, vieja y destartalada, giró la esquina. No le habría prestado atención, pero en mi vida anterior, después del c
aquí. D
un sonido ahogad
una manera antinatural, dirigiéndose directamente haci
iedo por nosotras, sino de furia, como si el conductor se hubiera adelan
era un error. Venían
Á, CUI
una fuerza que no sabía que tenía. La lancé hacia la pare
lo, pero el objetivo principal era mi madre. A pesar de mi empujón, el lateral del vehículo
esos y un grito ahogado
rostro del conductor a través del parabrisas sucio: otro de los hombres de con
lle, dejando tras de sí un silencio mo
lo, ignorando el dolor
á, por favor,
ángulo extraño contra la pared. Un hilo de sangre comenzaba a manar
su plan B arruinado y expuesto de la manera más br
!" grité, mi voz rompiéndose en u
s, moviéndose por un instinto que trascendía esta vida, buscaron e
gu
é el
vi preocupación por su esposa herida. Vi el frío cálculo de un hombre cuyo plan se había
reta. Acababa de estall
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