alía de su boca era un recordatorio de lo ciego que había sido. Todas esas noches que la consolé por nuestra "infertilidad", todos los planes que cancelé
ste nuestro matrimonio sobre una mentira para no arruinar tu carrera. Tú, que ahora juegas
asesina en mi mirada. Intentó cambiar de táctica, suavizando su ton
o una mano hacia mí. "Cuando el bebé nazca, Ricardo se habrá ido. Podemos
idea era tan repugnante, tan
alabras. "¿Criar la prueba viviente de tu trai
lar. Necesitaba una salida, una solución, algo que pusiera fin a esta
rastro de emoción. "O te deshaces de ese niño ah
a máscara de calma se resquebrajó, r
cándose el vientre de nuevo. "Es una
e importó cuando la destruiste? ¿Cuándo me mentiste por cinco años? ¡N
rimas finalmente brotando de sus ojo
rosa y una adúltera!"
pequeña sala de estar del apartamento. Sobre una mesita de café, junto a una copa de vino a medio terminar, había un cenicero de cristal. Y dentro,
inseminación. No era un acuerdo clín
eta de cuero de hombre. Y en el suelo, cerca del sofá, unas botas de piel que definitivamente no eran mías.
cenicero, tomé una de las
i voz goteando sarcasmo. "¿El doctor también fuma
chaqueta y
necesita cuidados a tiempo completo? ¿Duermen en
silencio fue la confesión más ruidosa que jamás había escuchado. La humillación me quemó por dentro. No so