aña y fría calma. Evitó mi mirada, se hizo a
podemos hablar aq
ecino a tomar un café. La disonancia entre la bomba que aca
por el shock finalmente encontró una salida. "¿Quieres que pase como si nada? ¿Co
parcidas en el suelo, enviando pé
plicación, Sofía
un niño haciendo un berrinche. Se cruzó de brazos sobre s
ojos. Su mirada era firme, sin una pizca de cu
as palabras se asentaran en e
, pero en ese momento no quería tener hijos. Mi carrera estaba despegando, y u
lencio durante años, una herida que había aceptado como parte de nuestro destino, era una farsa. To
estro dolor? ¿Nuestros sueños? ¿Y este bebé?", señalé su vientre con un d
ría romper algo, gritar
ién te vendiste por un poco de a
mutó ante mi insulto.
Y no es de ningún 'cabrón'. E
o torero. Un exnovio de su juventud, un hombre carismático y mujeriego del
e. Ricardo tiene cáncer terminal. Le quedan pocos meses de vida. Su único deseo era tener un heredero, alguien que llevara su sangre. Yo so
extraña con un discurso delirante. ¿Acto de altruismo? ¿Regalo a un hombre moribundo? Estaba usando
de mi garganta f
s! ¡Santa Sofía, la madre sustituta de los toreros moribundos! ¿Y yo? ¿Dónde quedo yo en tu jodida obra
ación que no tenía derecho a sentir. "¡Se trata de la vida y la muerte! ¡De un legado! ¡De algo m
mentiras! ¡Veo a una mujer que me ha es
la mujer que lo había demolido se paraba frente a mí,