comenzara a llorar. Con un movimiento brusco,
o a su cuarto y haz qu
or el pasillo. Yo me quedé inmóvil, sintiéndome extrañamente vacía. El shock había dado paso a una especie de anestesia emoc
e. "Sofía, por favor
nterrumpí, mi voz era plana, sin vida
sar la magnitud del derrumbe. Apoyé las manos en el lavabo de mármol y me miré en el espejo. La mujer que me devolvía la mira
uro y, al pasar por la habitación de huéspedes donde se alojaba Fernanda, escuché algo. Un susurro, seguido de u
en la cama con Fernanda. Él la estaba abrazando por la espalda, susurrándole cosas al oído. Ella se giró y lo besó. Just
o triunfo. Lo había hecho a propósito. Había dejado la puerta abierta para
as. Me enderecé. Avancé el último paso que me separaba de la puerta. Y con un movimiento suave y deliberado, la cerré por completo,
por toda la casa. Corrí escaleras abajo y la encontré en el comedor, con Leíto
anto me vio. "¡Sabías que es alérgico a
l había dejado preparado un cóctel de camarones para el
ije con calma, pero mi v
los gritos. Al ver al niño, no preguntó nada.
contorsionado por la ira. Le arrebató el niñ
enté explicar, pero é
encima del hombro, su tono ll
acia mí. Su rostro era una máscara de odio. "Vas a paga
fuerza contra el borde afilado de una consola de mármol. Un dolor agudo y cegador me recorrió d
e sobre mí con una expresión de suficiencia. Nuestras miradas se cruzaron. Y él no hizo nad
e brotando de mis ojos. Él me había visto caer, herida, y me había abandonado sin dudarlo. En es
mí, vibró. Con la mano sana, lo levant
¿Estás lista
. Miré alrededor de la casa que una vez consideré mi futuro h
ué mi teléfono y abrí un nuevo mensaje. El destinatari
erminamos. No vue
tigua vida. El sol de la mañana me cegó por un momento, pero se sent
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