e, el día en que Isabella Romero me lo arrebató
n este mismo salón, justo cuando me humillaban públi
lo arrebaté de sus manos, gritando la verd
mi prometido de la infancia, Alejandro, me humilló aún más, defendiendo a
ntonces, la voz imponente de mi tío, Fernando
lta: el padre de Isabella no había salvado a mi p
ida de mi padre fui
ó el título de "Diseñadora Urbana Distinguida" y una recompensa, y Al
ya no era la So
e que no tiene principios". Supe que era mi momento, el mo