os: el olor a cilantro, la sazón en mis
ueño reino de lámina y acero inoxidable, hasta que un día, el gordo Ledesma, el
al impunidad, destruyeron mi puesto, pisoteando incluso el retrato de mi abuela. La ley
y un legado familiar sin consecuencia alguna? ¿Dónde quedaba la
ias de viejos luchadores resonaron. No me iba a rendir. Si la ley d