convertida en un fantasma, todo por una
o para recuperar lo único que me
s figuras conocidas. Ricardo, mi prometido. Javier, mi compañero de armas. Miguel, a quien ve
osa mimada que humi
da me tiró el jugo encima a
multitud, desesperada, pero no la encontré. Javier, el que protegía mi espalda, miró
l "Elena" era delgada, esquelét
a perfectamente y que Ricardo la estaba recogiendo de la escuela.
a dejaron tirada, humillada y sola. Fue entonces cuando la vi. En la forma en que su
ta que nunca. "¡Muévete, inútil!" le espetó a Elena, abofeteá
su desafío, mi alma se partió. No
ija! ¡Mi
poseyó. La agente
ía pasado en estos seis años, pero juraba que iba a quemar el