gastado, sus movimientos lentos y dolorosos. Un moretón comenzaba a formarse en su mejilla, justo donde Camila la había empujado. Sofía notó la delgadez ext
a de Elena, la habían tratado como si fuera un estorbo, una plaga. La traición era un sabor amargo en la
un traje de diseñador, zapatos de tacón que resonaban en el pavimento y un bolso de marca que probablemente costaba más de
tante, y el shock fue com
pe. La nana
ncilla, con ropa modesta y manos trabajadoras. Esta mujer que caminaba hacia Elena con air
na, su voz afilada como un cuchillo. "¿No ves
acostumbrado a los golpes. Murm
o siento
pintadas de rojo se clavaron en la piel delgada de
boca!" siseó Guadalupe, su rostro transformado por e
seco resonó en el silencio de la tarde. La cabeza de Elena se giró por la fuerza de
ona y una muerta de hambre
fijamente a Elena, que ahora tenía los ojos llenos de lágrimas silenciosas. Y en esa mirada
aridad que le par
ecido. No era
ra su
ra Is
y mimada Camila era la hija de Guadalupe, la impostora que había robado su vida, su n
rueldad de sus amigos, la riqueza inexplicable de Guadalupe, el maltrato si
bía estado dormida durante seis años despertó de golpe. El instinto
ÉLTA
adalupe y Isabella se sobresaltaran. Guadalupe se giró, sorprendida, par
detrás del árbol y caminó hacia el
te, en la profundidad de esa mirada rota, Sofía vio una chispa de reconocimiento, no de su r
emaría el mundo entero para recuper