que desafiaba el cielo. Mi nombre, Sofía Romero, era sinónimo de éxito y de un futuro brillante. Pero renuncié a todo, a mi carrera, a mis sueños, a mi
nrisa fácil y un corazón de piedra, me convenció de que
s", me dijo, con una falsa compasión en los ojos. "Déjamelo
, con ello, el control de la empresa familiar q
r sobrevivir con lo poco que nos quedaba, él y su nueva pareja, Laura, se daban la gran vida, una vida de lujos construida sobre las ruinas de nuestra familia. Los años pasaron, y el dolor
en un tiroteo entre pandillas, una víctima inocente de la violencia que devoraba nuestro barrio. Mientras sos
estado desviando fondos de la empresa familiar durante años, dejándola en la ruina total. Me lo había quitado todo: a mi
ley por encima de todo. Encontré sus viejos expedientes, sus notas, sus casos. Sentí su fuerza, su integridad. Armada con el conocimiento de mi p
ba a salirse
os documentos que había encontrado, y en su violenta búsqueda, destruyeron lo último que me quedaba de Isabella: su pequeña caja de
eveló algo que cambió todo: mi padre no solo había sido un abogado honesto, sino también un informante clave en una investigación masiva de corrup
no era solo mi venganza, era la oportunidad de desmantelar e
arrestados. Sus rostros en las noticias, esposados y derrotados, n
va misión. Me convertiría en la voz de los que no tienen voz, en la defensora de los más vulnerables. Usaría el legado de mi padre, no para
historia. Es el comienzo