madre tejiendo con una expresión de santidad, como si la discusión de la mañana
esfuerzo, "¿qué les parece si hoy no vamos al mercado de La La
ir, y su resistencia solo había aumentado la insistencia de Doñ
Doña Carmen, dejando su tejido, "yo tampoco te
ó, sorprendi
uedamos en casa, vemos un
día fui al supermercado y compré muchas cosas, pero estuve haciendo cuentas y con lo que g
ctos caros: quesos importados, un vino que a Jorge le g
ra nosotros", protestó J
el cinturón", dijo ella, con una expresión
especialmente sus galletas favoritas, era un insulto personal, pero la fac
.", murmuró Jorge, derrotad
eó su siguiente movimiento, el mercado de antigüedades era demasiado arriesgado, demasiado público, necesitaba un escenari
le ocurrió la
r de horas después,
si todo el dinero", anunci
a Jorge con una nueva
u jefe, el licenciado Beltrán, acaba de remodelar su
, minimalistas", respondió Jorge,
talle, le dices que quieres ver cómo quedó el lugar, sería un buen gesto,
mente después del fiasco de los cubiertos en la vida anterior (un recuerdo que
Ximena! ¿Por qué no
ena, como si fuera una ocurrencia tardía,
ía estado escuchando
onocer dónde trabaja mi hijo, s
de satisfacción oscura,
udad, las oficinas del licenciado Beltrán eran exactamente como Jorge las había descrito: espacios abiertos, mueble
de reojo, Doña Carmen estaba en su paraíso personal, sus ojos se movían con rapidez, evaluando
rán que le explicara el significado de un cuadro abstracto, est
izarlo en su bolso, un momento después, mientras pasaban junto a la mesa de juntas, un pequeño reloj de aren
bsorto en su propia importancia, y el licenciado Be
rmen era la imagen de
! Se nota que tiene usted muy buen
sonrisa, una sonrisa q
, Doña Carmen no podí
elojito ese! ¡Pura finura!", decía, sin admi
iéndola, no había habido escándalo, ni policías, ni acusaci
ría en notar las ausencias, y cuando lo hiciera, la humillación no caería sobre una extraña en un
o activada, ahora solo tenía