bó. Me caso co
sacrificado mi juventud, resonó en nuestro lujoso departamento. A su lado, Camila
onó mi corazón y a la niña que crié después de la muerte de nuestros padres. Sentí un vacío
omo "compensación" para que me comprara "algo bonito" , mientras me echaba de nuestro departamento en
podían comprar mi silencio, mi dignidad. Pero esta vez, no derr
or solo les dio más poder, me pintaron como una desequilibrada, arruinando mi reputac