bó. Me caso co
ntos. Estábamos en el lujoso departamento que compartíamos, el mismo que yo
risa triunfante apenas disimulada. Llevaba un vestido caro, uno
ue usaba para sus millones de seguidores en redes sociales. "Mateo y yo
i corazón, el hombre por el que había trabajado sin descanso para apoyar su carrera empresarial. Lueg
echo, pero en la superficie,
tamente.
n lágrimas, gritos, una escena. M
preguntó. "¿No vas
a extrañamente ajena, como si perteneciera a otra p
"Sabía que lo entenderías, Sofía.
condescendiente. "Mira, sé que esto es difícil. Pero seamos prácticos. El de
to de su cartera y la deslizó so
ejo en la calle. Cómprate algo bon
iez años de mi vida, mi amor, mi lealtad... tod
ó a burbujear. Qué estúpido. Qué predecible. Pe
ctamente a los ojos. "No la ne
hombros, molesto por mi falta de gratitud
por mí" , le asegu
didas en mi espalda. Cerré la puerta y me apoyé en ella, y fue entonces cu
to ya hab
Le había preguntado a Mateo por qué, qué había hecho m
aron mi desesperación en mi contra, publicando "preocupados" mensajes en redes sociales sobre mi "frág
el mismo error. Esta ve
diciar. La venganza no era suficiente. Iba a recuperar todo lo que me quitaron, y más
e la historia sería yo