s interacciones con Ricardo y Sofía al mínimo. Desayunaba antes que ellos y cenaba en mi habitación. Me dedi
se susurraban secretos en la mesa y pasaban horas planeando su boda de ensueño. A veces, Ricardo me lanzaba miradas de reojo, una mezcla de ir
darse cuenta, de que yo ya
boda, Sofía hizo un g
xclamó, con lágrimas de
sa de pura euforia se extendió por su rostro. Se levantó,
a ser padre!», gritaba, su ale
lo forzó a casarse conmigo, un embarazo que terminó en tragedia. Ahora, era el embarazo d
ento social del año. La casa estaba en un constante estado de caos, con plani
ada en una prestigiosa escuela de diseño en Italia. Compré mi boleto de
e celebración. Mi día
ima de mis maletas, Ricardo apareció en mi puerta.
», dijo, apoyándose en
sin dec
e frunció ligeramente. Notó
te?», preguntó, su to
ón dio u
con calma. «M
a perder mi boda?», su voz tenía u
s importantes
asuntos pueden ser más importantes que la bo
os. «Tengo mi prop
s semanas, habrías movido cielo y tierra para estar a mi lado. ¿Qué cambió, Ximena?
iego. Todavía creía que
a Sofía toda la felicidad del mundo. De verdad. Por eso me voy. Par
empacaba. Era un simple pasador de pelo con forma de mariposa, uno que él
ogió, sosteniéndol
smo. Una extraña sonrisa se dibujó en sus labios. «Sabía
confirmara, esperando un
, caminé hacia el bote de basura que estaba
dije, mi voz sin inflexiones. «Como d
eca de dolor e incredulidad. Por primera vez, pareció darse cuenta d
z baja. «Ve a prepararte pa
viera tratando de resolver un rompecabezas imposible. Lu
ella, soltando un suspiro que
todo ter