egante vestido de noche que acentuaba su figura perfecta. Su maquillaje era impecable, su cabello estaba
yo fuera la que la llamara. En mi vida anterior, nuestro encuentro después de esa noche fue muy diferente. Fui yo la que
jos, sin parpadear. No había culpa en
, cortando su imagen. Sabía que ella iría directamente a la habitación d
n el gran comedor para el desayuno. Ricardo estaba en la cabecera de la mesa, con el rostro pál
e de la noche anterior, pe
on un ruido sordo. Todos nos volvimos
fía y yo hemos decidido adelantar la
o de dolor, sino de un amargo reconocimiento. El ciclo se e
Ricardo, su tono no admitía réplica. «Es lo menos que puedes hace
astigo por mi desobediencia. En mi vida anterior, habría aceptado con
ño sollozo, apretand
la», dijo con una voz temblorosa y falsa.
isma como una santa comprensiva mientras me r
e intensificó, tal
l puño, haciendo que
de Dios! Te crié, Ximena. Te di todo. ¿Y así
nunca antes había visto dirigida hacia mí en esta vida. E
no era la m
plato y lo miré con una
onótona. «Pero no puedo diseñar el vestido. T
miraba boquiabierto, como si le hubiera hablado en u
a mi habitación, sentí una mano en mi
usurro urgente. «Desde anoche, actúas como una ext
ivamente, me aparté de su agarre. Mi cuerpo recor
ndí, manteniendo mi distancia
ó, su frustración era evidente. «¿Por
a comprender que su pequeña y devota sobrina de repente se hubiera vuelto de hielo. No se daba cuenta de que la Ximena que lo