se esforzaron en criar. La sonrisa de mi madre era dulce, casi tierna, pero sus ojos no sonreían, estaban fijos en mí, calculando, y la cara de mi padre, aun
saba para manipularme. "Hazlo por tu hermanito, sabes cuánto quiere
rdé la vez que mi padre, furioso porque lo interrumpí mientras veía el fútbol, me golpeó con el cinturón mojado en agua con sal "para que doliera más", y mi madre, después de que é
, porque "ya estás grande y entiendes que no hay mucho dinero". Recordé todas las veces que tuve que cederle mi plato d
jemplo" para su hermano. Ser "buena", para ellos, significaba aguantar, callar, desa
todo eso había muerto asfix
n de una nueva y extraña furia, era diferente. La memoria de la
udible, pero se sintió como un gri
se miraron,
reguntó mi padre,
de la habitación se sentía com
con más fuerza. "No entiendo po
"Ay, Ximena, no empieces con tus
s para ahorrar dinero, y es solo un juego, ¿por qué no va Mateo? Él es
o había aparecido, atraído por la conversaci
máscara de dulzura se hizo pedazos y
"¿Cómo se te ocurre sugerir algo así? ¡Parece que le tienes
a tensión en el aire,
omo un escondite secreto!" , gritó, corr
zo con una fuerza que nunca usaba conmigo, lo levantó y lo abrazó posesivamente. "Tú no, mi amor,
parecía un monstruo esperando a devorarme. La injusticia de la situación era tan clara, tan brutal, que borró cualquier rastro d