o un puñetazo en el estó
h
n a tener
n suelo de cemento cruzó mi mente. Mi bebé.
y su sonrisa se ensanchó. Lo disfrutaba. Cada
, Sofía?" , preguntó, co
labras estaban atrapadas
equeño grito y se tambaleó haci
e! ¡Creo que
via. Yo no me había movido ni un cent
venir. Su mano se cerró en mi brazo c
, siseó en mi cara, su aliento olía a café y
en mi carne, el dolo
nada" , balbuceé, t
u otra mano se levantó, a
Pero en ese instante de pánico, una extraña
bendi
es buena suerte a quienes te quieren." Nunca lo creí realmente, hasta que vi la fortuna de Aleja
o era un
s y lo miré
on tus migrañas justo después de que me encerraste? ¿El contrato millonario que perdiste la semana que me dejaste s
ero lo dije con toda la c
o de miedo supersticioso. Su salud había empeorado en los últimos años, lo sabía por los rumores que
ecor
mi brazo se a
o iba a permiti
e se había quedado en una pose dramática. "¡Está loca! ¡E
a duda en el rostro de Alejandro fue
ordenó, su voz
abofetearme, hizo algo p
las sobre la dura alfombra. El imp
mí, su rostro a c
olpe. "Tú no eres nada. Eres una posesión. Mi posesión. Y
iré, el odio ardiendo
rugió, sacudiéndo
mi cabeza pesada po
y se volvió para ayudar a Isabella a levantarse, tra
. La pequeña chispa de esperanza que había sentido se hab