do el frío mármol bajo mis pies descalzos y u
metido, sentado en primera fila con una mirada fría, y a s
basta, y el martillo golpeó la madera: yo era la
se perdió mientras las ofertas volab
en un sótano donde los hombres me trataban como un objeto,
doctor: "Señor Alejandro, la pérdid
mis padres biológicos, quienes me entregaron a Alej
stida como una novia, aferrada a su brazo, para destrozarme con una so
nunciando el hijo que gestaba con el hombre que me qui
jandro me empujó, me golpeó, me humilló,
pequeña chispa de esperanza consum
me había manipulado con mentiras y que ella había ordenado todo, incluyendo la p
e mi venganza, una fuerza implacable que me