ó en la cara, obligándom
re, el sonido de muchas voces m
vestido de seda delgado que no era mío, sintiendo
o que recordaba era tomar una copa de vino con A
ces,
lejandro. Su rostro, el que yo amaba, estaba tenso y frío, sus o
rima. La prima que había desaparecido durante tres años y que ac
llamativo subió al escen
Joven, hermosa y, se los aseguro, completamente in
olpeó la madera, y el so
gre se
ba
ban sub
Alejandro, estab
yos, buscando una explicación,
ré nada. Solo
y extraña recorrió mi vientre. Un secreto que solo yo conocía, un pe
o por un segundo, su rostro se contrajo en una mueca de dolor que desapar
bendición ancestral que mi familia adoptiva siempre dijo que yo poseía, esa ext
surré, pero mi voz s
números que volaban por el air
ído. Él asintió levemente, sin apartar la vista de mí. Su expres
no se convirtió en mi nueva normalidad, reco
frágil" , debió decir ella, su
r su lugar" , habría respondido él, su voz dura, repitiendo las
lidad que nunca existió, sobre plan
s a
ron" , no era más que una sombra de la mujer que fui. Regresé a la que se sup
pulenta y fría de siempre. Mi padre, Ricardo Vega, y mi madr
madre, pero sus ojos no sonreían. "Alejandro
abra me supo a c
irector de empresa. "Vivirás aquí, pero te mantendrás fuera de la vist
rvicio. En m
ajaba en sus planes de estatus social. Los mismos que me buscaron cuando se enteraron de mi compromiso con el millonario A
que tanto anhelaban, la que Alejandro había construido, estaba lig
puerta princi
, vestida con un elegante vestido bla
ndro con una sonrisa cruel. "Justo
esp
pies. El hombre que me había prometido amor eterno, el padre del hijo
mi p
raid