resente y se hundió en el ab
a, sino fragmentos afilados, sensaci
f
n sótano húmedo. No había ventanas, solo una bombilla desnuda que colgaba del techo
ham
elebrar el sabor del moho, a lamer la condensación de las tuberías. Mi cuerpo
dol
e podían usar y desechar a su antojo. Al principio, gritaba y luchaba. Luego, aprendí que el silencio era una forma de armadura. Me disociaba, deja
ento no fue físic
io de la confusión. En ese sótano, intenté proteger mi vientre con todas mis fuerzas. Me acurrucaba en una es
ngenu
e de uno de los guardias, sentí un calambre agudo, una ola de do
ue estaba
é hasta que mi garganta se desgarró. Grité por mi hijo, por la peq
ie
me a
ndo en la oscuridad, hasta qu
e, que escuché la verdad. Estaba hablando por teléfono con alguien en elcompleta. No hay más... 'problema' .
Alej
sonó en mi c
jan
miseria. Él había ordenado todo. La subasta, el sótano, la tortura. Él sa
se pudrió en mi interior, transfo
evolviéndome bruscamente a l
aba cargado
dro, mirándome con una expresión de fal
el cianuro. "Debes estar tan confundida. P
n una adoración que
voz grave. "Fue su idea traerte de vuelta.
a. Familia. Esa palabra había
ecir, mi voz un susu
e. Se acercó a mí, el perfume caro que
o ese apodo que ahora sonaba como un insulto. "Pero eso es agua p
mantes -mi anillo de compromiso, modificado-
irada llena de malicia. "Que esta