ado. No hablaba del desastre de la sala de estar, que los empleados de la casa limpiaron con rostros sombríos. En su lugar, su desprecio se manifestaba en su ausencia. Salía a
o esa noche no se había disipado. Sabía que esta g
: necesitaba firmar unos documentos para una de nuestras empresas conjuntas. Al entrar en el lu
verla. El señor Domínguez e
," dije, pasando junto a ella
a de la esquina de Diego. La puerta estaba entreabierta y oí risas e
eo. Mateo estaba apoyado en el borde del escritorio de caoba de Diego como si fuera
llevaba p
Un traje que yo había encargado para Diego hacía dos años, para nuestro aniversario. Un traje que Diego había usado solo una vez, diciendo que era "demasiado ostentoso". Un traje que yo
pero lo lucía con una arrogancia que le revolvía el estómago. Estaba profana
una palmada en la espalda a Mateo. "Te dije q
a falsa humildad que me provocaba náuseas. "Nun
e. Empujé la
en su rostro. Mateo casi deja caer la copa, su expresión d
se apartar
je, mi voz peligr
a Diego, bu
tando de sonar autoritario.
seguía fija en Mateo. "D
adelante. "Es solo un traje. Se lo presté. Vamos a
dejando que viera toda l
a tu esposa pero no para tu... aprendiz?" La palabra salió de mi boca como un veneno. "Él no es un pat
a. "¡No tienes derecho a venir aquí y humillar a mi invitado y a mi emple
de mis labios fue
espacio de mi abuela y ahora le permites usar la ropa que te compré? Mi res
privado y cámbiate," dijo Diego, s
bitación, con el traje de charro
Diego se volvió hacia mí. "
orraste el día que decidiste que la lealtad a este chico era más importante qu
o atronador a mi paso. Mientras caminaba por el pasillo, saqué mi teléfono. No iba
de la asociación de charros y uno de los productores de tequila m
Sofía Rojas," di
lagro. ¿Cómo
algo rápido. Me enteré de que es
enir tú y Diego? Siempr
te chico ha estado causando problemas. Se ha estado presentando como alguien que no es, usando el nombre de mi familia y de la de Diego para abrirse puertas
onor, la tradición y el respeto lo eran todo. Una insinuación de
oz ahora grave. "No te preocupes. Nos aseguraremos de que
io. Sabía que pod
icional y jerárquico de los charros, la palabra de una Rojas valía más que la de un Domínguez y su protegido sin n