adas y los brindis en el palco privado, un sonido que a Sofía, sentada en un rin
agua fría: "¡Un brindis por Sofía, la mujer detrás del gran Mateo! Aunque no entendamos
un accesorio; y Mateo, con un aire de dueño, le susurró, bajando la voz: "Lástima que no ter
l monólogo a los demás: "¿Qué haría sin mí? Sería una diseñadora más, pasand
e se rompió, y con una determinación fría y afilada, interrumpió su auto-fel
o el di
seguido por el coro cruel de sus socios: "
do lo que tienes, desde ese vestido que llevas puesto hasta el coche que ma
peligrosamente cerca, con la mano en su muslo y una sonrisa venenosa, fue
humillación, Sofía entendió: si el hombre que había prometido
eñador y la puso sobre la mesa con un suave golpe que reso