as en una maleta. Decidí ponerme el vestido que Marco me había regalado para nuestro primer aniversario. No por nostalgia, sino como un
corazón dio un vuelco. Al abrir la puerta, me encont
ante. "Vinimos a recogerte para nuestra cena de aniversario.
vitadas. Isabella vio el vestido sobre
exclamó, corriendo a tomarlo. "M
de su ropa. Le quedaba perfecto, por supuesto. "Marco
en su vida, me defendiera. Que le dije
ermoso. Considéralo un regalo". Luego se volvió hacia mí. "A Sof
iliar. No dije nada. Simplemente asentí, reprimiendo las lágrimas de i
me dijo en voz baja, para que solo yo escuchara. "Ponte el co
hizo un puchero. "Yo tam
voz era firme por primera vez
o a ella para dármelo a mí. Por un momento, una pequeña parte de mí vaciló. Pero luego recordé los
o había comenzado. El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de nar
coche cuando sonó el celular de
r las escaleras! ¡Creo que se romp
ensarlo dos veces, puso el coche en marcha de n
El restaurante está aquí
ana está en el hospital!", g
eza golpeó con fuerza la ventana lateral. Un dolor agudo me atraves
ndome una mano a la cabeza. Mis d
sangre, pero luego su atención volvió al camino. "No es nada, Sofía.
i herida, mi dolor, no significaban
tó del coche y corrió adentro sin siquiera mirarme. Me quedé sola en el coche, con
né por la orilla, dejando que el agua fría lamiera mis pies. Llegué hasta el muelle donde Marco me había propuesto matrimonio. Me senté en el borde, mi
en una resolución inquebrantable. Regresé al coche, conduje hasta una farmacia abierta 24 horas y co
no estaba. No volv
ta. No llevaba mucho, solo lo esencial. Ropa, mis documentos, y la confesión fir
ñeros del periódico, que vivía cerca, pasó por m
a cabeza?", preguntó, al
respondí con una sonri
a terminal", le dije, "necesito que me lleves a
sa que hacer. Un úl