sta pública. Ya no se trataba de pequeños actos de sabotaje como arruinar un pedido de pan. Se trataba de reafirmar mi
que dejara a Luis y su reloj de platino en la sombra más absoluta, algo
ui a casa. Conduje hasta un distrito financiero de la ciudad, a un edifi
te a una oficina espaciosa con una vista panorámica de toda la ciudad. Senta
s había dejado el negocio a ambos, pero mientras ella se deleitaba en la sala de juntas, yo encontré mi pasión en la simplicidad de la panadería. Habíamos acordado hace años mantener nuestros mundos separados. Ella res
ntos. Su sonrisa era genuina. "Qué sorpresa. No es frecuen
, Isa," dije, sent
se tornó seri
sea. ¿Q
relojes, la humillación en la fiesta. No omití ningún detalle. Ella
n largo momento. Luego, una sonrisa le
felpudo," dijo, su voz suave pero llena de acero. "Y su perrito faldero cree que un reloj caro lo convi
sino que lo mejoró, añadiendo capas de espectacularid
ara un hospital infantil. Era su proyecto de vanidad del año, cubierto por todas las revis
anunciar la cantidad recaudada hasta el momento, las p
para las fotos de prensa. Pero este era real. Lo llevaron al cen
ue dejó a todo el salón en un silencio absoluto: diez millones de dól
: "De parte de la familia Vargas, en honor a la lealta
go en
rtado por el mismo sastre que vestía a mi padre, un traje que gritab
creciente. La de Luis era de pura incredulidad. Su reloj de pl
el micrófono de manos
os de apoyar esta noble causa. Creemos firmemente que la base de cualquier éxito, ya sea en los neg
por un instante. No había ira en mi mirada, solo una fría superiorida
mportantes, que antes adulaban a Sofía, ahora me buscaban para estrechar mi mano. Lo había eclipsado de una manera tan abs
pequeño mundo de intrigas y regalos caros era un juego de niños comparado con el mío. Y a Sofía, le había enviado una advert
r había cambiado para siempre. Ya no era el marido sumiso y s