y apenas me dirigía la palabra. Yo seguía mi rutina en la panadería, el trabajo
rando por la ventana hacia el jardín oscuro. Cuando me acerqué, se dio
yuno era nuestra última oportunidad para convencerlo. Tu... tu
nada.
asó una mano por el cabello, un gesto de
retroceder. "Fui insensible. Lo del reloj... fue demasiado. Estaba...
e la magnate de la moda, sino la de la mu
alentoso. Quería motivarlo.
rte de mí quiso creerle, quiso que todo volviera a s
oj representaba. El dinero que gastaste en él, el favoritismo descarado. Nosotros teníamos un acuerdo, una
y la puse sobre la barra de granito entre nos
tú tomaste los frutos de ese mundo y se los regalaste a u
rectamente
la confianza. Si vuelves a hacerme sentir así, si vuelves a faltarme al respeto de esa manera, las consecuencias se
miedo genuino. Vio en mis o
amente, trag
pasar. Te lo prometo, Ricardo. Mantendré
pero yo había visto algo en ella, una fascinación por el poder y la adulación que no de
a en sus palabras. La Sofía que yo conocía, la que luchó a mi lado, parecía haberse perdido en el ref
que no hacía en años, y preparó el desayuno. Huevos revueltos, exactamente como me gustaban. El g
s bien el día," dijo c
borrar la imagen de ella ajustándole el reloj a Luis. No podía borrar la frialdad en mi corazón. Mientras ella intent