a, peonías rosadas. Actuaba como si la tensión de la mañana anterior nunca hubiera existido. Se
e y calculada. "Estaba presionado con el trabajo. Pero he estado pensando en
su contacto, pero se obligó a quedarse quiet
s que esto es por nuestro futuro, Sofía. Imagina el legado que podemos construir j
. El deseo de que su amor fuera real era tan fuerte que casi ahogaba la horrible verdad. Quizás, solo quizás, él podría cambiar. Podría entend
...", comenzó a decir,
re del intercomunicador sonó con insistenci
Sí
ame subir, por favo
aleria, melodra
tono cambió al instante. "Sube, claro". Se volvió haci
de lugar para una visita de emergencia, y sus ojos, perfectamente maquillados, estaban llenos de lág
as y una de esas reporteras chismosas empezó a insinuar cosas sobre nosotros, sobre tu compromiso. Dijo q
on una ternura protectora que nunca le había mostrado a Sofía.
a. No les hagas caso a esas v
l ramo de peonías yacía olvidado en una mesa. La breve y tonta esperanza que había sentido se extinguió por completo,
te pareció notar la presencia de Sofía. Su expresión de
ía interrumpir". Su tono era c
e volvió hacia Sofía. Su actitud había cambiado por completo. La fa
en otro momento", dijo, su voz dura. "Como pued
ocultarlo más. La elección estaba hecha. La prioridad era clara. Ella, su prometida
añamente calmada. "¿Y qué hay de mí, Ricardo? ¿Qué hay
Es progreso. Tu familia recibirá una compensación justa. No seas tan s
cara, sin susurros ni secretos. Y en sus ojos, Sofía no vio ni una pizc