es curiosos y nerviosos participantes. Sofía, con su vieja guitarra acústica en un estuche gastado, esperaba su turno en un rincón, tratando de ca
ón casi teatral. Durante toda la actuación de María, él la miró como si fuera la única persona en el mundo, gritando "¡Bravo, m
e el turn
ándolo, se sentó en el taburete, colocó la guitarra sobre sus rodillas y respiró hondo. No iba a tocar una can
doso almacén, silenciando los murmullos. Se sumergió en la melodía, dejando que sus dedos
a mirando su rostro, ni sus manos. Estaba mirando fijamente el clavijero de su guitarra, con una extrañ
nces,
brante, la cuerda más delga
odía se cortó abruptamente. Sofía se quedó con los dedos susp
ota. Había sucedido en su vida anterior, en este mismo concurso. En ese entonces,
reaccionar, la voz de
del escenario!" gritó, con una sonrisa maliciosa e
ón, caliente y familiar, amenazó con abr
puso de pie y se d
"Parece que mi guitarra tuvo un pequeño accidente. Pero si me
dicen un solo instrumento! ¡Jueces, no pueden permitir esto!" I
ida. Sofía miró a los jueces, tres gerentes
s reglas no especifican que no se pueda cambiar de instrumento en
speó y revisó un papel. "La señorita tie
de golpe, con el
antalón y sacó una pequeña armónica de metal. Era viej
uro de la armónica llenó el auditorio. La transición fue perfecta, impecable. La pieza, que con la guitarra era compleja
uego, el almacén estalló en un aplauso atronador. La gente se puso de pie, v
unfo, un recuerdo de su vida pasada la golpeó con una claridad brutal. Recordó esta
la. "Esas cuerdas viejas siempre se rompen. Además, no
que eran: una manipulación cruel. Y la mirada que le había lanzado a su
a saboteado su guitarra. Y lo había vuelto a hacer ahora. Le ha
robó el aliento. El hombre al que había amado no solo la había