sel de los camiones de la fábrica se mezclaba con el aroma de los tacos de canasta del vendedor de la esquina. Era una vida que no le pertenecía, pero en la que había desper
on el que había crecido y al que amaría hasta su último aliento, también había renacido. Lo supo el día que él, un estudiante mediocre en su vida anterior, sacó una calificación perfecta en el examen de admisió
e la señal. Él también record
sión de su relación por las presiones económicas. Sobre todo, esta vez, ella podría evitar que la enfermedad de su padre lo consumi
s. Hablaba de sus nuevos amigos, de sus planes, de lo grande que era el mundo fuera de su pequeño barrio industrial. En ninguna de esas cartas mencionaba su futuro
fábrica entera estaba revolucionada. La madre de Sofía sacaba una
preguntó su madre, secándo
á. Ha pasado m
ue Sofía no pudo descifrar. "Primero tú, que siempre lo has cuidado,
jos de todos. Guapo, encantador, el yerno perfecto. Todos decían que Sofía tenía suerte. Ella también lo creía. Se había pasado la vida constru
e trabajar sin descanso para pagar las deudas que él había acumulado. Él,
vida, te juro que te encontraré. Te buscaré y esta ve
eso había soportado el trabajo monótono en la línea d
de su fábrica y de la fábrica de textiles de al lado salieron a la calle, creand
. Más alto, más seguro de sí mismo. La ropa barata que solía usar había sido reemplazada por unos pantalones de mezcli
itud y por un segundo, se encontraron con los de Sofía. Ella sintió una sacudida eléctrica. Él le
le gritó que algo estaba terriblement
na flor rodeada de hojas, estaba María, la indiscutible "Reina de Belleza" de la fábric
emás. La multitud se quedó en silencio, expectante. Sofía sinti
había sido un simple saludo, ahora se transformó en un
ás en la multitud. El olor de su loción cara la golpeó, un
a, justo en medio del pati
caja de terciopel
abr
pequeño pero deslumbra
el silencio, clara y fuert
on la que quiero pasar el resto de mi vida. Me has
Sofía se h