de en e
dad eres feliz
ue me to
volver a enamorarte. Sé que Sarah
Jack. He venido a tomar al
ncontraste a la mujer q
onseguir un vientre para gestar a mi primogénito se ha vu
nsión, aunque con un to
ro del mundo y aun así no logras dar c
cido, pero no respondió, cons
mo estás tan empec
esitas estar casado y, además, yo soy viudo. Jamás adopta
te, mejor
ra Noah y lo
que había sido su camino. La gente lo veía como un hombre
nar el camino hacia la paternidad que tanto deseaba. La ironía lo golpeó con fuerza: t
canso. A pesar del agotamiento, se esforzaba por cumplir con sus tareas, aunq
rse tan lejos y sin poder ofrecer
ibió una llama
da, espero que
r, dime, ¿cómo e
buenas noticias. Quieren trasladar a t
Pediré un préstamo a mi jefa, pero, por f
o vuelvas a repetir es
mi tía! ¡Maldita pobreza! ¿Por qué lo
es muy difícil, pero no te rindas. Vam
r ese dinero a
o. Te llamo de nuevo en l
a abrumaban, creando una carga más pesada de lo que nadie podría imaginar. La sombra de la
era una sentencia que Amelia no podía soportar. La impotencia la ahogaba, mientras l
angustia. Con un rápido movimiento, se secó las lágrimas que resbalaban por sus mejilla
llegar y hay que empezar con la cena
ya
algo? Te
estoy cans
llegada de Noah. Amelia, con el corazón latiendo velozmen
mponente presencia de Noah, un hombre cuya
uentro directo con su jefe. La figura de Noah se imponía, emanand
tú? -preguntó
balbuceó
iendo, llega
ero. Ella es Amelia, la
bitación, rápido -dijo ignorando por
sintió Amelia
e a la cocina por el caf
or qué siempre er
Mía. Me duele la cabeza. ¿Qu
ue lo has olvidado, como casi nunca está
s - dijo Noah y sube a su habitación, de
elia Toca la puerta,
ta Noah desp
y se queda allí parada
o ahí
a mil por hora. La mirada de Noah la había dejado perp
arcó el número de Davis, su jefe de seguridad.
-ordenó Noah con rudeza, col
resorte. Al llegar a la puerta de la habitación de Noah, entró sin
le ofre
s todo sobre Amelia,
do,
pocas horas,
dido,
ose en la imagen de Amelia. A pesar de su uniforme de sirvienta, la jove
e, una posibilidad que lo intrigaba y