luz blanca del hospital le lastimaba la vista, sentía un dolor agudo y punzante e
de sus
hermana menor de su prometido, Ricardo, la misma a la que
a la culpable indirecta de la enfermedad de Sofía, una vieja rencilla familiar que habí
tes de que entrara al quirófano, "estás salvan
a la consciencia en medio del dolor, el sacrific
escuchando los sonidos del hospital, el pitido de una máquina
tono suave y preocupado que usaba con ella, e
al matadero", dijo Ricardo, y una risa gr
le empezó a latir con una fuerza descontro
continuó Carlos, "donarle un ri
por la puerta entreabierta, "está en Cancún, feliz de la vida con su nuevo galán, le
denso, pesado, imposible de respirar, cada pal
guntó otro amigo, e
onta de Ximena no solo perdió un riñón, nos hizo ganar una buena lana, con eso y con el contro
gan
nó en su cabeza,
do con el dolor que le desgarraba el interior, l
un zumbido lejano, antes de que la oscuridad la envolviera por completo, vio la puerta abrirse y
simplemente se rindió, se sumió en un estado de semiinconsciencia
l se acercó a admirar su trabajo, sus vasijas de cerámica, le dijo que
nto, le contó la historia de su familia, la trágica "muerte" de su hermana Sofía,
con la voz rota, "pero tú, tú eres mi
moró de su vulnerabilidad, de su sup
ecuerdos dolorosos emergieron, uno tras otr
había "olvidado" avisarle de un piso resbaloso, el segundo, por un té "relajante" que él mismo le
que los unía más, ahora, cada evento se teñía de una intención sin
do por un hombre que jugaba a ser dios, moviendo los
de su ser, una rabia que desplazó el dolor y la desesp
e la daría, pero sería la ú
estaba a su lado, sosteniendo su mano, su rostr
tan preocupado", dijo, su voz e
o pálido, no dijo nada, solo dejó que una
n", continuó él, "Sofía está a sal
pel a la perfección, la mujer rota, la
ada, Ximena, la ceramista ingenua, había muerto en esa mesa de operaci
que fuera lo úl