, acostumbrada a la dureza de su viejo colchón. Exploró la habitación que le habían asignado. Era grande, impersonal y, lo más
a, vestida con un pijama de seda rosa que probablemente costaba más que el alquiler
nrisa que no llegaba a sus ojos. "Te traj
el escritorio, invadie
ijo Elena, sin mirarla. "Pued
tida, pero tienes que entender cómo funcionan las cosas aquí. Papá y mamá te adoran, claro, pero están acostumbrados a m
guerra. Elena finalment
quiero a tus padres. Quiero mi educación. Una vez que la tenga, d
sonrisa torcida
. Eres más lista de lo que pareces. Estás jugando a largo
hacia el borde de la alfombra. Sus oj
tó, fingien
se golpeó el brazo con fuerza contra la esquina afilada del escritorio de madera. El golpe fue
solo quería ser amable
s por el grito. Vieron a Sofía en el suelo, llorando desconsoladamente, y
", rugió Ricardo, su rostr
ado de Sofía, ayud
confiar en ella!", gritó, examinando el brazo d
so no se había acelerado. Había visto este tip
a no era lo suficientemente grande para las dos y me e
gura proyectando una sombra sobre ella. Po
mismo", ordenó, con la
Sofía, que la observaba con una sonrisa triunfante a través de sus lágrimas
s. "Le pediré perdón. Y cuidaré de ella pa
a, que la miraba
a. No debí... pe
xpresión tan calculadora como la
Necesito una computadora portátil de última generación, la mejor del mercado. Y una conexión a internet de fibra óptica instalada en es
ugada. Elena no estaba admitiendo la culpa, estaba negociando. Estaba convirtiendo una acusación en una transacción. Vi
tados. "Tendrás tu computadora y tu interne
ó Elena. "Mientras obt
rabia. Había ganado la batalla, pero Elena acababa de usar su propia