de espera del hospital, trayendo la noticia más desgarradora:
ado; en cambio, su voz helada y acusadora me golpeó con una
a acusación escalofriante a la policía: que yo había golpeado a nuestro hi
e de mi hijo urdir una mentira tan monstruosa,
a verdad: sus voces, frías y calculadoras, planeando mi destrucción y, pe