en la espalda y las piernas, declarando que necesitaba cuidados constantes. Ricardo, p
la mejor enfermera
hacha, Blanca... Parece una mujer fuerte y servicial. Dijo que haría cualquier
, pero ¿cómo podía negarse sin revelar la ve
la es una socia
rar tiempo para la madre de su jefe.
en mi puerta, con una sonrisa forzada y ropa mucho más modesta. Su hijo, Emilio, ve
lo que necesite" , dijo, con u
e polvo. A mi edad, el polvo me hace toser. Anda, límpialo. Y no uses
ló, con su falda de diseñador barata, y empezó a limpiar el suelo con una lentitud exasperant
toritaria. "Apaga ese aparato infer
leto. Blanca, desde el su
o, baja el volu
ás. Una pequeña sonrisa de desafío se dibujó en sus labios
"Si tu hijo no te obedece
dignada. "Usted no v
hacia el niño, me paré frente a él y le quité la ta
"le diré a Ricardo que rompiste a propósito mi jarrón
se quedó callado. Me miró con una mezcla de
nía un vaso de agua. Con un movimiento supuestamente torpe de mi mano tembloro
vaso! ¡Emilio, mira
z aguda y temblorosa. Emili
fui! ¡Fue
o. "¡Mamá Elena, fue un a
chacha? ¡Este niño malcriado ha ro
s gritos. Vio el desorden: yo, temblando; Emilio, llor
quí? ¡Mamá, e
sta mujer ha roto mi vaso! ¡Es u
ad, papá! ¡Fu
l, la imagen pública lo era todo. Un hijo que le falta
pate con tu abuel
o no hice
rza y le dio una nalgada. Fue un golpe seco, humillante. Emilio grit
e pegues! ¡Él no
lar a tu propio hijo! ¡Mira el escán
ine, cambiando mi papel al d
s al niño. Es solo un vaso. No tie
puse una mano en la cab
tó. No te preocupes, la a
la imagen de su madre "perdonando" al niño que la había o
a, te quedarás aquí cuidando a mi madre día y noche hasta que yo diga
ue la había atrapado. Sabía que yo había orquestado
s de rabia, mientras yo la observaba desde mi sillón, con una leve sonrisa de s