tendido la gravedad de la situación, me dejaron ir, volví a mi apartamento. El lugar se sen
había comprado, no por amor, sino para que luciera bien a su lado. Joyas que marcaban aniversarios de contratos exit
cada objeto que guardaba, sentía que me quitaba un peso de encima. Es
ja cuando sonó el timbre. Sabía quién
e. Su mirada pasó por encima de mí y se fijó en las cajas ap
nvitado. "Ya te lo dije, si me ayudas con esto, si convences a tu padre de que vuel
sión. "No estoy
o objetivo. "¿Hablaste con tu padre? Necesito q
n él" , respo
eyó que había ganado, como siempre. "Bien.
" , lo interrumpí. "Le dije que nuestra relació
or una incredulidad furiosa. Estaba a punto de g
no la presiones. Qui
upado. Se acercó y puso una mano reconfortante en el brazo
ola hacia él en un gesto posesivo. Su
oyera claramente. "Elena y yo solo tenemos un acuerdo de negocios. El
la mujer por la que me había abandonado. En mi vida anterior
r una de las cajas a la entrada. Sofía me siguió, su rostro ah
susurro conspirador. "Pero tienes que entende
sin darme
lando un veneno dulce. "Que solo ha estado contigo por el estatus de tu f
, más definitivo que cualquier cosa que Diego pudiera decir o hacer. La última brasa
e la vuelta para mirarla.
s de arquitectura, proyectos en los que había trabajado día y noche, ideas que le habían conseguido a
ayó al suelo con un estruendo. El sonido de plástico y madera rompiéndose
abía adoptado hacía unos meses, se asustó por el
ofía soltó un grit
erro! ¡Me va
es y cayendo al suelo, con una expresión de terror