ó a desvanecerse, y un dolor sordo palpitaba en mi cabeza, un eco fantasmal del accidente. Intenté volver al salón,
e hablar" , siseó, su
spondí, inten
ú no vas a ninguna parte hasta que
caí hacia atrás, mi cabeza golpeó el borde de una maceta de p
beza me dolía terriblemente. Me senté en la cama y vi que la puerta estaba cerrada por fuera. Intenté abrirla,
onera en la
r la garganta. Necesitaba agua, necesitaba un médic
, dije, mi voz temblorosa.
lví a presio
en ahí? Por favor,
ctiva. "El señor Diego dijo que no la molestáramos. Dijo qu
n la cama, sintiéndome completamente impotente. Así era como Diego me v
acurruqué en la cama, abrazándome a mí misma, tratando de soportar el dolor y la humillac
que para mí siempre era dura e impacie
empre ha sido así de... dramática. Estoy manejando la situación... Solo necesi
ntraste era brutal. Para Sofía, había promesas
ablado con Ricardo Montes, el diseñador que admiras. Está emocionado de
do encerrarme, humillarm
eléfono y me miró con frialdad. Su mirada re
ada de desdén. "¿Ya terminaste de hacer berrinches? Necesit
el dolor helado que se extendía por mi pecho. Era la muerte de una ilus
Sabes cómo funciona esto. Tú me ayudas, yo te doy lo que quieres. Te casarás
ranza. Habría cedido, habría hecho la llamada, todo por la promesa va
ándolo fijamente a los ojos. Él esperaba que le suplicara, que llorara. En cambio, vi l
podía oírlo, pero yo sabía que lo había dicho. Era un adi
su mundo, yo siempre volvería a él. En su h
mundo. Estaba a punto de e