etas a sus pies. Era el funeral de su vida anterior. Cada objeto que tocaba, cada rincón que miraba, era un recordatorio de la mentira en la que hab
o de divorcio que era más una orden de destierro. Una generosa pensión a cambio de su silencio y su desaparición. Y lo más cruel: la
n inmigrante llena de sueños, sintió que las piernas le fallaban. Subió las escaleras como una autómata. El pequeño departam
su cría. Se abrazó a sí misma, meciéndose, mientras la tarde se convertía en noche. Su cuerpo, agotado por meses de estrés y desol
. Se levantó, confundida, con la cabeza dol
da se encendió en su interior. ¿Quizás había
la p
ando a su alrededor con una mueca de disgusto, como si temiera c
ablar," dijo,
ablar," respondió Sof
la diminuta sala. "Ricardo está... afectado. La situación c
lva? ¿Después de lo que hizo? ¿Desp
nveniencia desde el principio, y ambas lo sabem
z. "Para mí no lo fue. Yo lo amé. O amé la idea de lo que podíamos
ieras soñado. Sacamos a tu padre de la deuda, le dimos el mejor tra
de solo hablaban de negocios. Las miradas de desaprobación de Doña Elena cuando opinaba. La presión constante de Ricardo para que se embarazara. Y después del accidente, el desprecio
s para sí misma que para la mujer que ten
oferta. Es suficiente para que vivas cómodamente el resto de tu vida, en cualquier p
ese momento, algo dentro de ella hizo clic. La mujer vulnerable y
a que asustó incluso a Doña Elena. "No q
tura ya no era la de una víc
diar, voy a trabajar, voy a convertirme en alguien. Y cuando sea lo suficientemente fuerte, voy a volver. Y voy
mujer que tenía delante, no a la niña asustada que creía
, su compostura finalmente rota. "Luchar cont
a sonrisa amarga. "No tienen nada más que q
e alterada. Se dio la vuelta y salió,
ntía vacía. Pero en ese vacío, por primera vez en mucho tiempo, ha
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