n el suelo de mármol, y el sonido fue com
os muy abiertos, sosteniendo todavía el pequeño avión de j
icardo, mira lo q
de mi esposo, era un chillido a
su rostro carismático se endureció al instante. No miró
o, ¿qué
, papá. El avión se.
edrito temblaba,
hacia él y lo tomó del braz
oques las cosas de Sofía. Parece
ellos, tratando de
un accidente. E
empujón, su despr
disculpas, por eso es un malc
oraba en silencio, sabiendo que era inútil resistirse. Lo encerró en la p
hasta que apren
llave y se guardó la
zón se
rgico a las abejas, y tú mismo quisiste llenar el
cogió de
an torpe. Unas cuantas h
le sonreía satisfecha, como si la desg
drito se convirtieron en una tos seca
¿Mi amor,
respirar bien... me pic
a en la madera, pude ver su carita, estaba hinchada y cubierta de ronchas rojas que se exten
lta a la cas
hí! ¡Le picó una abeja, está te
ra levantó la vis
lo está haciendo un berri
ó una risi
haces una tormenta en un vaso de agua.
e rompía la voz. "¡Está hinchado, no puede respir
e me miró, c
. Es mi hijo y yo de
n, es crueldad! ¡
su rostro lleno de u
losa de nuestro bebé," dijo, acariciando su vientre plano, un em
s ojos, la frialdad en los de mi esposo. Regresé corriendo a
, mamá está aquí! ¡
ahogado, y luego... silencio. Un si
¿Pedrito,
a
EDRI
los hombros, con los puños, sin sentir el dolor de la madera astillándose en mi piel
una! ¿Qué demo
! ¡Abre la maldit
acó la lla
lo polvoriento, su pequeño cuerpo inmóvil, sus labios azules, sus ojos a
o sin sonido se atoró en mi garganta antes de caer de rodi
e mi hijo cubierto por una sábana blanca, mi teléfono vibró. Era u
. El pie de foto decía: "Celebrando un nuevo comienzo
. Miré la foto, la sonrisa de mi esposo, el hombre que había dejado mor
en algo más frío, más duro. La Luna sum
os dedos temblorosos, le
dades, a
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