io paso a una rabi
el div
un sorbo de vino, el mismo que y
ca, Luciana. No
to? ¿Que me quede aquí mientras
ro al niño. Sasha no significa nada. Mi esposa eres tú. La señora Castillo.
an retorcida, tan monstruosa
levantándome de la silla.
, para huir de esa pesadilla. Pero él fue más r
No arruinarás mis planes
ldas, siempre presentes, me bloquearon el paso. Estaba atra
por la noche con su máscara de esposo perfecto. Yo me encerré en la bodega, el único lugar donde podía respirar
i casa. Presentaremos la dem
tada y desesperada, una noche lo seguí. Condujo durante horas, hasta Bue
o estaba solo. Una mujer joven, rubia y con aire de modelo, caminaba a su
auto y me paré frente a ellos e
xim
furia al verme. Sasha se escondi
aces aquí? ¿Me
ios ojos," dije, mi voz tembla
. Ahora lárgate. Está
ella? ¡Has des
abia. Fue un error. En un movimiento rápid
neta. El metal frío se clavó en mi espalda y el impacto me recorri
e, un dolor punz
ra lo que provoca
unidad, se llevó una m
nto mal... creo
su furia hacia mí reemplazada por
volvió hacia mí, su mirada llena de desprecio.
or, y la suya, la del hombre que acababa de agredi
infierno,
eneno. Miró a los dos guardaes
señarle modales," s
lo asintió levemente. F
-