cía, aceptando el matrimonio arreglado que mis pad
ta que me heló: "¿Estás segur
e, el mismo que irrumpió furiosamente en mi apartamento y me trat
aumático que culminó en un aborto espontáneo, ese mismo hombre, Jav
el dolor físico no se comparaba con su orden fría: "¡Vas a
jo inocente que él mismo me ha
mente, no para devolverme el amor, sino para mostrarme la
ación: "Considéralo el pago final por mi devoción", susurré, mientras me le
, era el verdadero inicio de