pulmones ardían. Acabé en la pequeña capilla abandonada en los lí
olpearon con la fu
ser de origen humilde, como yo. Nos enamoramos entre libros de historia del arte y paseos por el Ret
a capilla rural. Estábamos felices, trabajando juntos. Yo estaba en lo alto de
o gritando mi nombre y lanzándos
o estaba a mi lado, con una herida en la ca
río, distante. Me culpó por el accidente. "Tu o
tra habitación de hospital como un ciclón de arro
ogió mi carpeta de bocetos y notas de investigación. Era todo mi trabajo
y la arrojó a una
is esperanzas. Miré a Mateo, buscan
ué en cuerpo y alma a él. Rechacé otras oportunidades, volví con él a su supue
verdad era clara y afilada. Él nunca me culpó por el acci
que amenazaba con tragarme. Pero en el fon
eléf
contactos hasta encontrar un número
sor V
es veces. Pensé q
Dig
o mentor, más vieja
susurré, la voz rota.
o lado, y luego una exc
e alegro de oírte! ¿Dónde te has metido? T
ieron, pero esta
ito salir de aquí. Come
nto tiempo... el del Vaticano. Es un trabajo de alto secreto. Requiere un compromiso de cinco años e
i sueño. La Ca
broma cruel
isponible para mí?" pregunt
yo, Isabella. Solo t
ni un
cep