os frescos de Miguel Ángel ahora solo conocía
ezclaba con el polvo del viñedo. Mis dedos, antes finos y sensibles, capaces de distinguir el m
por M
uya startup tecnológica se había derrumbado, dejándolo co
os de desesperación hace cinco años. "Encontraré la man
é atrás a mi mentor, el Profesor Vargas, y mi sueño de llegar al Vaticano. Acepté este trab
nte, lo habí
mi miserable barraca. 300,000 euros.
e la bodega, el mismo lugar donde los dueños celebraban sus éxitos
nero. "No puedo soportar la humillación, Isa. Por favo
llena de dinero pegada a mi pecho. El maitre me miró con desprecio, pero le dije el no
, esperando. Y
un hombre derrotado, sino con la de un rey. A su lado, Sofía, su am
se acercó a la mesa, seguido por el capata
or So
gas Solís. El nombre del congl
té el salario por cada error, por cada minuto de retraso, pero ella trabaja c
lo veían a Sofía. Con una ternura que
ma otro pagaré. Esta vez por un millón de euros. Nunc
cesito ese dinero. Quería comprarme ese ca
amor," respondió é
los 300,000 euros cayó de mis manos, esparcien
ra una
da mentira que habí