ban disipar la atmósfera densa que parecía envolver a Valeria desde el momento en que cruzó la puerta. Frente a ella, sentado en un imponente sillón de
mirada firme, sabiendo que cualquier signo de debilidad podría ser aprovechado.
voz grave y cortante como un filo-. La herm
sus manos. Recordó las palabras de Santiago, el asist
clara-. Y estoy aquí para hacer el t
a leerle el alma. Luego se levantó, imponente, y
mbra, la extensión de mi voluntad. Si vas a tomar su lugar, debes saber que este
que cada palabra estaba cargada de
ió-. No estoy aquí
ilada-. Porque aquí, en León Corporativo, no hay segundas opor
tolerara fallas o dobles caras. Valeria sabía que debía mostrars
? -inquirió Alejandro, con una
a sinceridad brutal-. Mi hermana desapareció, y nec
ía analizar cada palabra, evaluando si la joven frente a él
spiro y se acercó para dejar sobre
ios, sus contactos, sus proyectos -dijo-. Aprende rápido. Porque
erminación, sintiendo el peso s
o soy Vanessa? -preguntó con
amente, sin perder un
erás mucho más. -Hizo una pausa, como dejando que la amenaza flotara en
lugar para dudas ni para remordimientos. Esta era una
na convicción renovada-.
y luego, con un gesto apenas percept
legues tarde, ni con dudas -final
ba sobre sus hombros. Sabía que estaba entrando en un mundo donde l
que la miraban de reojo, con curiosidad y cierta reserva. Era como si tod
to con atención. Horarios, números telefónicos, nombres y apellidos que debía
había dicho: "Aquí, la verdad es relativa, y la mentira, una herramienta más." La
n depredador en un mar lleno de tiburones, y ella h
har, no solo por su herman