s y frío. Las luces de los faroles apenas lograban perforar la neblina, dibujando halos amarillentos que se fundían con la oscuridad. En ese ambiente silenci
haqueta oscura estaba ligeramente humedecida por la llovizna que empezaba a caer, y su mirada inquieta se perdía entre las sombras. Había salido de
nca llegó. Habían pasado horas desde la última vez que hablaron por teléfono, y esa ausen
. La casa familiar, una construcción antigua en el barrio céntrico, parecía más fría sin Vanessa.
léfono, pero la línea solo devolvió el tono de llamada sin respuesta. Intentó llamarla a la casa de sus amigos,
isma tarde, cuando la gemela salió con una expresión inquieta, casi temerosa. Intentó pregu
na voz que no convenció a Valeria-. Sol
ahora en su mente c
es, horarios, si había enemigos, problemas recientes. Valeria recordó cada pequeño detalle: la llamada que Vanessa había recibido
n tan simples. Que debía prepararse para enfrentar secretos, p
la distancia. No había rostro, solo una silueta que se desvanecía en la niebla. Tenía en sus
conectado a su hermana, y que su vida
una de ellas, Vanessa sonreía con aquella sonrisa que ahora parecía un enigma,
a un misterio que se extendía como una sombra entre ellos, una sombra que no dej