ar, y la casa pareció contener el aliento. Danna, sentada en el suelo de su habitación, repasaba una y otra vez el dibujo del mapa en
do. Pero el peso no desaparecía. De hecho, parecía crecer. El niño sin rostro ya no estaba, pero había
tar en "el lugar donde la
sabía d
sus años de infancia, Danna y Clara solían colarse por la reja oxidada
í donde
que Danna nunca contó fue lo que vio antes de que su hermana cayera: un rostro en el agua... idéntico al
abía perseguido
ida. El portón principal, abierto por el óxido y el tiempo. Dentro
endió su
moho. Pasó junto a vestidores, duchas rotas, y lavamanos ennegrecidos hasta l
jos estaban rotos.
a golpeó aq
cabeza lo hubiera fracturado. El marco era de madera tallada, con formas ondulantes
có con cuidad
unque más pálido, más delgado. Pero pronto notó algo pe
paso
lejo s
magen
ven, ensangrentada, los ojos vacíos, el
flejo-. No corras.
ie del espe
rte. Danna extendió la mano, hipnotizad
piscina vacía, p
, recién pintado, las luces fluorescentes brillaban. Al fondo, C
Me dejaste sola. La vi a ella
ía moverse. Estaba anclada al borde.
ra C
randes, los dientes afilados, y la sonrisa se extendía
n ella. Te quie
lt
llí hace un segundo, llenó
cayó a
perficie se alejaba más y más. Brazos surgían de las paredes de la pisci
ordó las palabras de
u propio final pu
jó de re
ó el
hun
fundidad, v
de su habitación, con el relic
, la llave
o, suspendida en el agua, girando
t
explotó
el espejo estaba completamente hecho añicos. En su mano derec
o esta
speraba de pie frente a la pu
on voz grave-. Pero esa
ánta
un recuerdo...
a pegada al cuerpo, el corazón
es el r
ajó la
porque huyeras... -alzó la vista, llena de pena-. Lo hiciste porque ya
a te
re bajando las escaleras, la figura al fondo, los ojos rojos
ncerré -
rta -dijo Sofía-. Pero aún
io se vol
a al relicario y a
ercera puerta n
un sac