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Historia

Capítulo 4 Plaza Armenia

Palabras:1617    |    Actualizado en: 11/06/2025

amientos están enfocados en Valeria y nuestro encuentro en la Plaza Armenia. Me tomo mi tiempo para elegir cuidadosa

a incomodarme. Siento una leve molestia en la piel, una sensación de ardor que intento ignorar. Tengo un poco de sueño, pero no me importa. Al llegar, la v

al verme, y su sonr

o verte -respondo,

tece caminar un poco? -preg

me enc

to de los pájaros. Las conversaciones fluyen de manera natural, sin esfuerzo. Hablamos de l

va de repente, notando cómo me apart

luz solar -respondo con una

, aunque par

se detiene junto a un banco

sentarte un

del silencio cómodo que nos envuelve. Mir

nuestro encuentro en la librería -d

n el estómago, pero int

e... inesperado

s allá de nosotras hubie

o sentir la tensión en el aire. Quiero de

h. Hay algo en ti que me intriga -comen

pecho, consciente de lo que so

respondo, intentando desviar la conversación

é en pasear un poco más y

n un lugar tranquilo. Es mi f

gua, Sarah. Hay algo en ti que parece

s palabras me impactan má

a persona que aprec

ras parece haberse fortalecido, y aunque no hemos expresado abiertamente

de repente-. Puedo mostrarte algunas de mis fot

era, pero no puedo

ncant

hablan de otra época. Subimos las escaleras y le pregunto si puedo entrar, como corresponde a los de mi raza. Me recibe u

-dice Valeria con una

tando cómo cada elemento parece tener una historia. Hay algo acogedor en este espacio, una energí

con dos tazas

Santos Bourbon -coment

spondo, sorprendida

e a mi lado-. Me encanta su

ciativa para mantener el control de la conversación

cuéntame más sobre t

ucharita en su taza

o en un consultorio pr

fingiendo

d para escuchar y hacer

íe sua

consultorio intento no anal

teresante. ¿Qué te llev

a, mirando hac

mo pensamos, qué nos motiva, cómo superamos nuestras

a otros a navegar por

ndo su atención hacia mí-. Nun

í misma. He pasado tanto tiempo manteniendo a la g

a evasiva-. Trabajo con objetos antiguos, restaurándolos y

restaurad

sar que ayudo a preserv

s tener mucha paciencia

cierta meti

ento que intenta leer más allá de mi

libros -digo, señalando las estante

ón por las novelas que exploran la condición humana. His

ntender

ríe y se

mostra

ibro con una c

n antigua que encontré en una feria. Ha

manos, apreciando el tac

una lectur

me veo reflejada

de sinceridad, alg

n refugio como una prisión. D

siente le

ablas desde l

ómoda con la direcció

o mucho tiempo sol

nta de nuev

llo si no quieres. Solo...

ación pero prefiero m

aci

etomar e

ebe ser desafiante tratar con dif

al hablar de

Cada persona es un mundo, y ayudarlos a en

uina en sus palabras, una luz en sus ojos que revela su dedicac

conversaciones sobre libros, música

ciudades, ellos permanecen, guardando historias que nunca mueren. Son testigos silenc

lenaron el mundo. Yo, atrapada en la eternidad, encuentro consuelo en e

a detener el tiempo. Otras veces los devoro, perdiéndome en sus r

mirando el reloj-. ¿Te gustaría quedarte a

ero sé que es mejor man

pero creo que debería irme. H

cionada, pero asi

entiendo. O

hasta la puerta. Antes de irme, s

este tiempo conmigo. Realm

a tuya, Sarah. Espero que

ncant

mos con un leve abrazo. El contacto es breve pero carga

nstintiva. No fue un momento romántico en el sentido sutil de la palabra; simplemente, su perf

estrellas brillan débilmente sobre la ciudad. Me pregunto si estoy dispuesta

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