París con una ruta no autorizada.
contenía las autopsias de tres miembros de su familia
bía la
Marcus Blake
murió p
, sin remitente, sin sello, dep
iempre encue
seur es la
Lecl
No una amenaza
con silencio lo que otr
e siempr
cide algo, ni los muer
r a su jefe de seguridad, Grant-. Que desaparezca. Q
la n
frotándose el pu
puede estar aquí. Pero tampoco puede ir con aliados. La esconderemos
n qu
ínculos. Sin apellido, sin
reguntas. Solo asintió c
ra terminar su
Serena. Más madura que c
ternura. No era
s una oportunidad de aprendizaje, na
u ape
lo menci
ronteras, una mujer bajaba de un autobús con una male
llamar Ma
idida a empe
sus últimos meses de embarazo. No guardaba fotografías. No conservaba recu
ó para
su voz, su historia,
o quería
Blake, ni de su poder, ni de
ría vivi
untas. Si
ido que una vez
a habitación alq
sticos, cuidó niños,
ado. No tení
Solo sabía servir. Y
a -lo que no p
ocaría su puerta ofreciénd
que acababa de ser
que no
ue tampoco
que, si
a s
tomaba decisiones: las ejecutaba. Esa era su virtud. No j
alguien que cuidara de la niña f
iñera con
a figura imposi
asado que importe -había dicho Alexander-. Y
ile entrevistó
familia con historial judicial. Otra había trabajado
ermanecía
ys R
ación en regla. Silencios
ento difícil de ubicar. Vestía ropa sobria.
ños en zonas rurales y ancia
o? -preguntó Émile, observan
vo. Y porque sé cuidar lo que m
tante. Luego extrajo un sobre ce
el suyo. Nada de lo anterior importa. El único ví
edad
e es Clara... pe
ció el ceño
que c
miró con
ntas, usted será su madre. No una ins
leto. No es un juego. No es un d
le temblaba por dentro
ecuerda a su
le dirá que eso fue un error... que ese nombre fue momentáneo.
egunta po
a su seguridad,
vó a una casa en las afueras de Ginebra. Era una propi
irada contenida la esperaba, sentada en
la niña co
lys, y luego se corrigió-.
levantó
ue me llamaba
illó con suavid
ía estar contigo. Fue para mantenerte a salvo.
la o
ncipio. Pero tras un
s... eres
r si ese gesto le dolía
á. Y nunca más
frente a la ventana. Las palabras de Émile
es su
conve
te otro a
o sabe l
reco
odía seguir
comenzaba a sentir c
uerí
ido a buscar
a su
ería des
n sus brazos la única parte del pa
berlo, estaba a pun