img Nacen flores en la Antártida  /  Capítulo 2 La chica que mira por el balcón | 3.28%
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Historia

Capítulo 2 La chica que mira por el balcón

Palabras:2280    |    Actualizado en: 04/06/2025

no sabía cuándo saldría el portero para pedirle que se marchara de la banca.

chica del paraguas

e su voluntad de esa tarde, cuando lo

jamente, demasiado fijo, como si le debiera algo. Nu

e servía de nada, porque era una desconocida. Aunque, en realidad, no exi

da. Y tenía hambre. Dios mío, sería cap

dignidad dentro de sí como p

os podría dormir allí y no

r pronto. Debía idear un plan. Otro plan. Uno

a vez, aún le quedaba algo de dignidad. Además, ¿cómo iba a poder caminar co

lover p

a hambre. Y le d

u auto en es

salió del edificio. Y lo

ler todos los músculos. Se estaba preparando para decirle que no se iba a mov

istancia, con las miradas fijas

ró al supermercado. Qué raro, estaba

u bolsillo. Literalmente nada más debía cruzar el parque y comprar toda la comida que quisiera. En el pasad

de carne bañada en

zar el parque, cargando una bolsa de compr

ba? ¿Por qué

ido muy fuerte. Y se quedó tendida e

ncuentr

evantarla y por momentos temía que fuese a caerse, pues

peado muy duro. Qu

-Le volvió a reparar la boca y l

Pero no hablaba. Intentó agacharse para tomar sus cosa

, esa chica le estaba generando lástima. As

stantáneas, demasiadas de ellas. Panes. Salchichas. Frijol

ido y supo que debía terminar lo que había comenzado. Le echó una mi

reguntó-. Vamos, te ayu

. -intentó negarse, pero

ado fuerte por andar mirándolo. Eso le pasaba por chismosa, desde la noche anterior no dejaba

? -le preguntó mientras

lo fue...

sangrando

es qu

ver supuso que el hablar debía dolerle,

lamó mucho la atención la sala, donde había una pared pintada de un verde profundo con un gran cuadro lleno

un comportamiento peculiar, cada uno con sus propias manías y creencias. No se llevaba bien co

er. Olía a

lo único qu

¿puedo pedi

mo de dignidad que le quedaba. S

manos. Y tenía

ra en la cocina, lo mejor era largarse de ahí. Ella era una extraña. Una

estaba, h

blando, sintiéndose cada vez más mierda-, pero... ¿podrías p

sa mirada, con aquellos ojos oscuros y flequ

o mantener la compostura. Bien, ya había usad

informó-, algunos papeles... Te pagaré, te lo prometo

ún inclinando su torso a un lado y haciendo mal

-contes

dos veces. ¿Qu

o bien, pero necesitaba que se l

n ojo-. Quédate el tiempo que necesites, hasta que estés bie

ar sus cosas. Pero sabía que debía contenerse. De algo tan bueno no podían da

ugar donde guardar mis cosas -explic

modó de sobremanera. En serio, ¿qué le pasaba? Pa

sma ropa como por cuatro días. Y va a llover. Y no creo que esa banca sea tan cómoda. Si tienes tres dedos de cord

con un movimiento de cabeza

nzado a caer unas gordas gotas. Así que al llegar y sentarse en un puff que era c

he en su departamento. Aunque le agradaba escuchar la lluvia

no tenía intención de conversar, estaba tirada en el mueble, con los l

debía dolerle mucho si no se había dignado a bus

lgo que impresionaba, los go

jeras y llevaba el cabello amarrado en una coleta que alguna vez pudo haber estado peinada, pero quién sab

el labio con la lengua y

nía ansioso verla en ese estado, sentía que podía queb

cea que entraba por el balcón le p

e pasa -le so

el negar con la cabeza

instantánea. Es más, estaba fantaseando con la

oqué la rodilla -

ienes el

l bot

pero notó que lo seguía mirando como si no supiera

N

de esas que no sabes cómo han sobreviv

s heridas. Cuando le dijo, ella le señaló la cartera que estaba en la m

sabía cuánto dinero guardaba en la cartera

as heridas. Ella se queja

lo mucho. Se veía sumamente joven. Y su forma inf

y le permitiera desinfectarle la rodilla. El

da en el mueble, esta v

o sin hacer nada, se dirigió a la cocina y empez

ción entonc

colocas

tantería

de todos l

l que

contrarla vacía, con apenas un yogurt caducado qu

sa chica cóm

ó a v

para manejar tanto

ción que tenía la puerta entrea

olía bien, le hacía falta un baño. Pero encontraba en el

vez la noqueó el analgésico que le dio para que se le

su siesta iba para largo, se tomó el a

a en una esquina de la sala, se sintió incómodo y le sirvió un p

n el olor de la comida. Le dio la impresió

a y se sentó frente a la ta

no a devorar la sopa. Se quejaba de su labio, de

uién era realmente el

mas? -le pregu

a boca. Pero no esperó a que le contestara-. Me llamo Lía

e habría acabado? Seguro en

contestó

de la Maleta -soltó Lía y l

eía hermosa al sonreír, aunque tuviera esas enormes

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Contenido

Capítulo 1 Un vagabundo en el parque Capítulo 2 La chica que mira por el balcón Capítulo 3 Mi compañero de cuarto Capítulo 4 Mi madura compañera de cuarto Capítulo 5 Mi querida Lía Capítulo 6 El novio de Lía
Capítulo 7 Mi amigo, el millonario en bancarrota
Capítulo 8 Mi rara amiga que es artista
Capítulo 9 Tengo un amigo que ha tomado todo mi closet
Capítulo 10 El ángel enviado por Dios
Capítulo 11 Mi amigo, el modelo
Capítulo 12 Cuando nacen flores en la Antártida
Capítulo 13 El amigo de mi compañera de piso
Capítulo 14 La estrategia para conquistar a mi compañero
Capítulo 15 Los secretos entre familia
Capítulo 16 El pasado y el presente
Capítulo 17 Cuando nacen los clavelitos amarillos
Capítulo 18 La hermana de este hombre
Capítulo 19 Cuando pueda ser tu novia
Capítulo 20 Ódiame si tienes que odiarme
Capítulo 21 El pasado al que sobreviviste
Capítulo 22 Dulce compañía
Capítulo 23 Mi protagonista favorito
Capítulo 24 Quiero saber qué es el amor
Capítulo 25 Cuando el amor duele así
Capítulo 26 Mi cuñada, la artista
Capítulo 27 Los fantasmas del pasado
Capítulo 28 Las razones para seguir a tu lado (parte 1)
Capítulo 29 Las razones para seguir a tu lado (parte 2)
Capítulo 30 No sueltes mi mano
Capítulo 31 Vida en pareja
Capítulo 32 Mi novio en bancarrota
Capítulo 33 Como un clavel antártico
Capítulo 34 Dime a dónde vas
Capítulo 35 Matrimonio y otros problemas
Capítulo 36 Los secretos y decisiones
Capítulo 37 Problemas de familia
Capítulo 38 Diferencias entre pareja
Capítulo 39 Convivencia y otros romances
Capítulo 40 Las verdades que salen a la luz
Capítulo 41 La venganza es dulce
Capítulo 42 Tranquila, amor
Capítulo 43 La elección de una mujer
Capítulo 44 Recuerdos de juventud
Capítulo 45 Muero de amor
Capítulo 46 En las intermitencias del amor
Capítulo 47 Cuando la tristeza toca a la puerta
Capítulo 48 La moneda de oro
Capítulo 49 En tus zapatos
Capítulo 50 La psicología del personaje
Capítulo 51 Las alas del ángel
Capítulo 52 El karma
Capítulo 53 Los errores que cometí
Capítulo 54 Los cambios
Capítulo 55 Mi prometido
Capítulo 56 Boda y envidia
Capítulo 57 Cuando llega el karma
Capítulo 58 Una vida junto a ti
Capítulo 59 Nuestro futuro juntos
Capítulo 60 Epílogo
Capítulo 61 DATOS CURIOSOS
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