de que partieran con seguridad. Les había asignado veinte guerreros de la manada B
de pie y se dirigió a la cocina, buscando algo que le ayudara a distraerse. Se concentró en preparar un café, esperando calmarse, pero apenas ha
? -preguntó, su voz
su entrepierna. El calor de la vergüenza le subió de golpe al rostro, y sin d
liver, con un gesto brusco de su mano, le indicó que no lo sigu
oleada de emociones que lo invadía. Había estado tan emocionado por haber encontrado a su compañera, por la promesa de un futuro juntos,
l calor que lo envolvía era demasiado, y ahora el manchado en su ropa lo ha
de él, Shong, e
Ella está cerca... -
el rostro, sintiendo el t
olvidar esto? -susurró, e
a, y también más peligroso. La combinación de su estado, sus emociones a
x esperaba
intersex, algo extremadamente raro, casi inaudito en su especie. Y lo ha
avemente desde el ot
Oliver con la voz ronca, aunqu
dejar que el calor de su cuerpo bajara un poco. Pero ni siquiera el
húmedo y pegado a la fr
ardían con un br
da, y un temblor const
surró, casi co
e su cuerpo, su lobo, su es
innegable, y el aroma de Silvi
holgada, su ropa interior con una toallita femenina, el
miró a
a bu
lo miró con una mezcla
ió todo en
idado..
ir de la casa, siguiendo el rastro de su compañera, como s
de lobo lo ayudaba a suprimir el aroma de su periodo, algo que había aprendido a dominar a lo largo de los años para protegerse y no confundir a los demás lobos. Sin
io de la tormenta, su único pensamiento claro entre el caos de su cuerpo. Necesitaba contarl
cuaderno en la mano, dibujando las montañas. El sol de la tarde iluminaba su rostro, haci
ante notó la expresión en su rostro, la forma en que c
reguntó con suavidad, deja
la cabeza, avergonzado, sin saber c
necesito decirte. Algo
uso de pie,
por f
celestes claros, llenos de m
demás hombres..
fundida, pero sus ojos brillaban co
erent
o si necesitara proteger su corazón. T
sexos. No soy solo hombre, tam
nvolvió. Oliver temblaba, esperando el rechazo, temiendo v
e unos segundos eterno
o qué
padeó, des
te as
niendo la mano en su pecho- y aquí -añadió, to
por un momento, se sintió tan pequeño y vulnerable como nunca antes. Si
e susurr
to tal como
pirar de nuevo, que había encontrado en Sil
ez lo había roto. Sus dedos se enredaban suavemente en los cabellos rubios de Oliver, a
na y otra vez, como si su voz pudiera sellar
rse. ¿Debía mostrarse fuerte, como el alfa que era? ¿Debía ser vulnerable,
Le decían cosas horribles, lo empujaban, le tiraban del cabello, lo llamaban "niño-niña" con burlas llenas de veneno. Pasó años con
laramente e
niños más grandes lo acorral
¡Mira su cabello largo
lobo es ig
os le llovieron, lo hicieron caer de rodillas, el sabor metálico de
scuchó un g
en paz,
, arremetía contra los demás como una furia desatada. Golpeó a uno
rcó y le tendió la mano, una sonrisa or
molestar, se la
Desde entonces, nunca más estuvo solo, aunque las burlas y los golpes no pararon. Alex siempre estuv
os esos años lo aplastaba de nuevo. Lloró como un niño, y Silvia lo
ó la frente
e los demás digan o piensen. Lo importan
en ese momento entendió que Silvia no sería como Carol, no lo rech
o, Oliver sintió que tal vez,
Silvia le dolió el pecho. Esos ojos celestes brillaban como cristales a la luz de l
ra tan
pudo res
os labios rojos y suaves. Al principio fue un roce tímido, apenas una caricia de sus bocas, un susu
se encendiera entre ellos,
el universo entero girara solo alrededor de ellos. Las manos de Silvia se aferraron a la nuca de Oliver, enredándose en sus cabellos dorados, tirando suav
la suavidad de su piel, la calidez que irradiaba. Oliver, abrumado, dejó que sus
te, sus frentes quedaron apoyadas, sus miradas
urró Silvia, apenas audibl
jadeó, sus mejillas roj
: era algo inevitable. Una fuerza invisible los unía
a de Oliver, y este cerró los ojos, dejándose
ido acelerado de sus corazones, la calidez de sus piel
ino que abrió la puerta a un futuro
aceptaba.
a, por primera vez,